Ahora había que llegar a la terminal 8, hacer nuevamente el check-in y todo lo que sigue. Por suerte en JFK es muy fácil, a la salida nomás está la estación del AirTrain para irse a cualquier otra terminal. La 8 obviamente está después de la 7, y por suerte el AirTrain va en ese sentido, por lo que son solo unos minutos.
La terminal de American Airlines es muy nueva y luminosa. Hay muchos mostradores de check-in, pero nosotros nos fuimos al Premium check-in.
En este caso había hecho la reserva directamente en AA.com (a diferencia de otras veces que lo había hecho a través de BA.com), ya que incluía vuelos en codeshare con WestJet, y aunque tenía ingresado mi número de BA, no me lo reconocía como One World Saphire, y por lo tanto no pude elegir los asientos Preferred (o más bien podía, solo que me querían cobrar $24 por c/u). Incluso el día anterior, había llamado a American Airlines en Londres, para ver por qué no podía no me reconocía como premium. El agente hizo todo lo posible, e intentó comunicarse con BA para verificar mi status, pero debido a que BA atiende hasta las 20hs (y ya era más tarde), no lo pudo hacer. Entonces no me fue posible elegir asientos preferred, pero de cualquier manera pude conseguir 10CD, que no estaban tan mal tampoco.
A la agente del check-in, entonces, le entregué nuestras tarjetas de BAEC, y le pedí que por favor los ingrese en la reserva, cosa que hizo inmediatamente, y nos entregó los boarding pass con la leyenda “Priority AAccess”, que nos permitirían usar el fast track en seguridad, y el Admiral’s Club.
Nos puso el tag en el equipaje con destino final YQB, pero nos avisó que igualmente deberíamos retirar el equipaje en Toronto.
Saliendo entonces del check-in, son unos pocos metros hasta la entrada de seguridad. Allí, a sacarse los zapatos, poner la laptop por separado, posar para el scanner, y todo el circo. Nada demasiado grave en definitiva, pero una de las partes menos agradables de volar.
Los vuelos de American Eagle salen todos de las puertas 34 y 35, bien al final de todo. Es en una terminal satélite, que se llega pasando por debajo de una calle de rodaje, por lo tanto la caminata es bastante larga.
Después de subir y bajar por la escalera, llegamos al acceso al Admiral’s Club, al que se sube por un ascensor. Nos recibió un Sr. muy amable, que hasta nos hizo un par de bromas, y nos dió dos tickets de bebidas a cada uno.
Lo primero que ví fue que por el ventanal se veian dos 757 muy de cerca.
No sabía que los winglets de los 757 eran tan grandes.
El lounge no estaba mal, no demasiado grande pero no había tanta gente tampoco.
Fui a la barra a buscar una coca. La Sra. me dijo que la de máquina era gratis, pero si quería una botellita tenía que pagar. Pero pude usar uno de los tickets, y me llevé una linda botellita de Diet Coke. Para comer apenas si había unas galletitas, y manicitos y esas cosas. Al menos había Wifi gratis.
Al rato, supuestamente era la hora de embarcar. Bajamos por el ascensor, y a la salida estaban en exposición los premios que le dieron al lounge.
Caminamos hacia la puerta 34, donde había bastante gente.
Me fijo en el cartel y nuestro vuelo no figuraba. Me fijo en el cartel de la puerta 35, y allí estaba, se ve que lo habían cambiado.
Cómo sabíamos que no nos iban a dar nada serio para comer a bordo, nos compramos un par de sandwiches en uno de los locales.
Varios vuelos de American Eagle partían a estas horas de la tarde. Particularmente uno hacia Washington Reagan, que había tenido un cambio de equipo (estimo de un CRJ-700 a un Embraer 145), y por lo tanto no tenían espacio para todos los pasajeros. Por lo tanto cada dos minutos anunciaban que ofrecían $500 a quien quisiera tomar un vuelo posterior, pero desde LGA. De 13 voluntarios que pedían al principio, lo redujeron a 5. Eso quiere decir que 5 personas se quedaron sin volar en ese momento.
En nuestro caso, anunciaron que nuestro vuelo se retrasaba debido a que la tripulación aún no llegaba. Aparentemente, venian de LGA porque habían sido llamados de apuro. Asi que este vuelo se atrasó también casi una hora, y nos quedamos esperando.
Finalmente llamaron para abordar. Al pasar por el control, la agente ponía un tag rojo en las valijas de mano. Debido a que los CRJ tienen prácticamente nulo espacio en los portaequipajes interiores, toda valija de mano va a la bodega.
Al lado de la puerta del avión, hay otra puerta con un rack donde cada uno deja su valija de mano. Luego ese rack se baja por un elevador y las valijas se colocan en la bodega.
Ingresando al avión.
Los asientos de first class (en configuración 1-2)
Nos ubicamos en nuestros asientos. Pequeñitos los asientos, y pequeñito el avión, el más pequeño que viaje hasta ahora.
Canadair Regional Jet-700, matrícula N502AE del año 2002. Hace un tiempo, en el ahora casi muerto blog de La Nación En el aire se preguntaba Embraer o CRJ?. En ese momento nunca habia viajado en un CRJ, por lo tanto no pude dar una opinión cierta, pero ahora sí, definitivamente me quedo con Embraer. Todo, los asientos, la altura de la cabina, los portaequipajes, son mas grandes en un E-170.
Poco después, hicimos el pushback, y comenzamos otra vez el paseo hasta la pista 22R.
Sudamérica presente!
Otro de los 747 de BA, habrá llegado después que nosotros.
Iberia y uno de sus A340-600
Pasamos por la otra pista.
JetBlue ya en la pista.
Despegamos entonces.
Enseguida giramos 180 grados y cruzamos Long Beach
Long island.
Bethpage State Park,
Comenzó el servicio, lo único gratis era un vaso de coca, jugo o cerveza. Y un vaso, eh, nada de darte la lata entera. Por suerte tenía el sandwich que había comprado antes.
Seguimos volando, y pasamos por la desembocadura del río Niagara en el lago Ontario. A la izquierda Canadá, a la de derecha USA. Notable descripción.
Ya se veía Toronto al otro lado del lago Ontario.
Al llegar a la costa comenzamos a girar a la derecha.
Pasamos casi sobre el centro de Toronto, ofreciéndome una excelente vista del mismo, incluyendo el aeropuerto Billy Bishop Toronto City Airport (YTZ), situado en una isla y solo accesible por ferry.
Claramente se puede ver CN Tower, y ese techo blanco es el Rogers Centre, estadio de fútbol americano.
North York, uno de los vecindarios de Toronto, con muchos edificios alrededor de Yonge street.
Ahí estaba mirando por la ventanilla.
Finalmente terminamos el city tour, y encaramos hacia el aeropuerto. Aterrizamos por la 24L, y para ser un avión tan chiquito, tardó bastante en frenar, se tomó toda la pista de 2743m
No fue un vuelo muy cómodo realmente, iba al 100%, poco espacio en los asientos, y para colo habia un ruido psssssssssss de aire todo el tiempo que ya nos estaba volviendo locos`, pero bueno, es solo 1 hora, no es muy grave.
Tardamos batsante en llegar a la Terminal 3, donde estacionamos en unas mangas bastante precarias, un simple pasillo de hierro y metal.
Desembarcamos, y al salir el calor era terrible. 36c, y dentro de esa manga, por lo menos 42c. Pero teníamos que esperar ahí el equipaje de mano, que ya estaban descargando de la bodega del avión y cargando en un carrito.
El carrito se puso al lado de una abertura en la manga, y cada uno agarró su valija.
Entrando a la terminal, la temperatura ya era más soportable, y subiendo al piso superior tuve buenas vistas del avión del que acabábamos de bajar.
Ahí estaban los aviones de WestJet, nuestro próximo transporte.
Cómo Toronto era nuestro punto de entrada a Canadá, debíamos pasar por migraciones y retirar los equipajes. Seguimos caminando hasta migraciones, entonces.
No había mucha gente en migraciones, asique pasamos enseguida, aunque el agente nos hizo más preguntas que el de USA, a qué veníamos, si teníamos amigos en Canadá, si les traíamos regalos.
Continuamos al retiro de equipajes. Este cartel no era muy fácil de leer, realmente.
Una vez con nuestro bolso, salimos al hall de arribos, y de allí debíamos subir a partidas para hacer el check-in otra vez.
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